Cueva de Chýnov
La Cueva de Chýnov fue descubierta en 1863 y se convirtió en la primera gruta de Bohemia accesible para el turismo.
La Cueva de Chýnov, situada sobre la cuenca de una antigua cantera, se encuentra en un bonito entorno natural aunque, sin duda, su mayor belleza se oculta en el interior. La gruta está formada por piedra caliza cristalina de grano grueso, por lo que no hay que esperar estalactitas sino admirar curiosas formaciones y sorprenderse con el juego de colores. Entre sus formaciones encontrarás el ojo de Purkyně, el tiro de Žižka, un lago subterráneo, un diablo, un dragón y una bruja.
La longitud total del sistema de cuevas, que aún no se ha explorado por completo, es de más de 1.200 metros. Los visitantes pueden llegar a recorrer 200 metros con un desnivel de 42 metros. La temperatura del aire en la gruta se sitúa entre 5 y 9 °C.
En un estudio espeleológico realizado fuera de las zonas del recorrido de visitantes se descubrieron, en los años 80 y 90 del siglo XX, unas extensas áreas permanentemente inundadas. La cueva está considerada de “importancia europea” debido a su población de murciélago ratonero gris.